dimarts, 23 d’agost del 2016

La Cataluña patriota: Los paisanos del Vallés contra Napoleón

Al llegar los franceses al Vallés en marzo de 1809, era tal la superioridad de las fuerzas invasoras que los mismos generales franceses creyeron llegada la hora de la rendición total de la comarca, sobre todo teniendo en cuenta las amenazas de lo que pasaría si no lo hacían. Por eso, las avanzadas enemigas que se encontraban cerca de Canovelles, aprovechando tal vez que era Viernes Santo, enarbolaron la bandera blanca para parlamentar. Los vallesanos correspondieron, y entonces se avanzó un mensajero del general de las tropas francesas y en nombre de éstas les intimó a que depusieran las armas y regresaran tranquilos a sus casas, puesto que el ejército francés solamente hacía la guerra a las tropas regulares y no a los paisanos, y les informaba que si no accedían a tales propuestas tenía ya allí una división francesa, que esperaba otra y que pronto también llegaría la de Saint-Cyr, para obligar por la fuerza a los que no quisieran permanecer pacíficos de grado.

La contestación de los vallesanos no se hizo esperar. Al día siguiente, Sábado de Gloria, la entregaron por escrito al general francés en su mismo campamento de Granollers. Decía así:

Estos paisanos, que tienen a grande honor de ser una porción, bien que pequeña, de la noble, generosa y valiente Nación Española, están íntimamente penetrados de los males que han recibido de las tropas francesas en las muchas ocasiones, que por desgracia han invadido sus pacíficos domicilios: las casas incendiadas, los muebles y efectos robados, las tímidas mujeres violadas, asesinatos a sangre fría, y sobre todo profanados los objetos de la Religión de sus padres, han sido el fruto de sus servicios que habían prestado a aquellas tropas cuando el Gobierno Español mandaba alimentarlas.
Horrorizados justamente de tan duros procedimientos, no tienen otro arbitrio que repeler la fuerza con la fuerza, y por más que por sí solos no puedan sostenerse en sus pueblos abiertos e indefensos, se atrincherarán en los montes inmediatos, serán sus valles los fuertes que les defenderán y desde ellos opondrán a sus enemigos la más tenaz resistencia, mientras el Gobierno les ordene mirar como a contrarios a los vasallos de Napoleón.  
El general que manda en Cataluña a las tropas españolas es el conducto por el cual deben venir a dichos paisanos las órdenes a que deben sujetarse. En este instante se da parte a S.E. de la proposición que motiva, este escrito: sus mandatos serán los únicos obedecidos, y entretanto se espera de la benignidad del general francés, que cesarán las hostilidades en estos pueblos, que en este supuesto no cometerán alguna contra las tropas francesas, aunque permanecerán los paisanos en los puntos que ocupan.

Si contra toda esperanza fuera desatendida tan justa proposición, no habrá medio de que no se valgan estos naturales, para librarse de la invasión que padecen: son muchos sus recursos, nunca se rendirán a un poder que no les ha manifestado otro derecho que el de la fuerza. Émulos en valor y constancia de toda la España que resiste tan inmenso poder, no se separará jamás este partido de los nobles sentimientos que respeta la nación entera. El general Saint-Cyr y sus dignos compañeros, podrán tener la funesta gloria de no ver en este país más que un montón de ruinas; podrá gozarse como los caníbales de pasearse sobre los cadáveres que sacrificare a su furor, pero ni ellos, ni su amo dirán jamás, que este partido del Vallés, rindió la cerviz a un yugo que justamente rechaza toda la Nación.

Esto responden todos los paisanos del Vallés representados en los que ocupan las expresadas alturas. A 1.º de abril de 1809.

LOS PAISANOS DEL VALLÉS.

Historia crítica de la Guerra de la Independencia en Cataluña (Antonio Bofarull y de Brocá, 1836)

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